It’s true. People in Canada are friendlier, more polite, just generally more curious than people in the U.S. Yeah, yeah, they say you should never generalize, especially when you are grouping a specific bunch of people together based on their race or geographic location. So sue me. If it weren't for that one guy that flipped me off for not letting him in when the lanes were narrowing (how was i supposed to know?), I truly would have thought something was fishy.
Vancouver seems like the kind of city you could get comfortable living in, while still being constantly stimulated. Quirky shops and kooky cafés balance out sleek cityscapes, cozy hotels and hip restaurants. Locals, tourists, and soon-to-be residents all mesh together to create an eclectic mix of people that somehow all seem to be incredibly chill. And chilly it is, as you would imagine, but somehow knowing it was Canada made that less of a problem and more of an adventure. Yes, I just called putting on 7 layers of clothing an adventure.
Renting a mini van with GPS and snow wheels (who even knew those existed?) was one of our 239 best decisions during the whole trip (what can I say, I like to follow my own advice) It comfortably carried us (Ben and myself, and 3 of our friends from LA) around Vancouver and up to the impeccably magical impossibly frigid land of Whistler. Taking our GoPro camera was another one. Actually charging it on the second day turned out to be the cherry on top.
Our weekend was filled with things like reconnecting with friends (and family!), roaming around the city just to feel it breathe, soaking in the sights while listening to music, snowboarding and skiing down open and closed runs, eating really well, laughing, and not sleeping. The building blocks of a perfect mini-vacation. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Es verdad. La gente en Canadá es más amigable, mas cortés, y más curiosa en general que la gente en E.E.U.U. Ya sé, ya sé, nunca debes generalizar a un grupo de personas y mucho menos si te estás basando en su raza o su locación geográfica. Denúncienme, pues. La verdad es que de no haber sido por aquel tipo en la camioneta roja que me la mentó por no dejarlo entrar (se estaban juntando los carriles, ¿yo cómo iba a saber?), hubiera pensado que me estaban tomando el pelo.
Vancouver parece ser una de esas ciudades donde sería muy cómodo vivir, pero sin dejar de estimularte constantemente. Encuentras tiendas chuscas y cafecitos chulos mezcladas entre acogedores hoteles, elegantes restaurantes y espectaculares vistas de la ciudad. Locales, turistas, y futuros residentes se juntan para crear una mezcla ecléctica de personas que de alguna manera parecen estar siempre tranquilos. Y eso es con todo y el frío—un frío espantoso pero el hecho de saber que es Canada lo convirtió menos en un problema y más en una aventura. Si. Acabo de llamarle al proceso de ponerte 7 capas de ropa una “aventura”.
Rentar un minivan con GPS y llantas para la nieve (¿quién sabía que “llantas para la nieve” existían?) fue una de nuestras 239 increíbles decisiones durante el viaje (qué te puedo decir, ¡me gusta seguir mis propios consejos!) Nos llevó cómodamente a mi, a Benjamin y a 3 de nuestros amigos por las calles de Vancouver y por las montañas impecablemente mágicas e imposiblemente heladas rumbo a Whistler. Llevar nuestra cámara GoPro para documentar la acción fue otra excelente decisión. Sin embargo, recordar la importancia de cargarla no se nos ocurrió hasta el segundo día.
Nuestro fin de semana estuvo lleno de cosas como: reencontrarnos con amigos y familiares, vagabundear por las calles de la ciudad sólo para sentirla respirar, dejarnos llevar por las hermosas vistas acompañados de buena música, bajando la montaña en tabla a velocidades irreverentes (sobre pistas abiertas y también cerradas), comiendo riquísimo, riendo muchísimo, y durmiendo poquito. Todos los elementos para unas deliciosas mini-vacaciones. Byebye, Vancouver! We'll be back! / Adiós, Vancouver, ¡regresaremos!
photos by Benjamin Vargas, Yesenia Lopez, Aaron Lopez, and Rebekah Brown