El otro día me preguntaba: ¿Por qué los seres humanos tenemos esta tendencia de hablar de cosas superficiales en vez de profundizar? Después de analizarlo un buen rato, se me ocurrió una respuesta bastante sencilla: es un punto de partida. Y es uno mucho menos espantoso que lo que podría ser la política, la religión, preguntas existenciales, valores fundamentales, o filosofías de vida. Es un punto de partida mucho menos divisivo también. Con las cosas superficiales es fácil que todos estén de acuerdo, e incluso si no lo estamos, no es el fin del mundo, ni de la amistad. Pero al final creo que lo que esperamos es que estos asuntos del mundo físico eventualmente abran camino a asuntos del alma, de la mente y del corazón. Los asuntos que realmente importan.
Dicho esto, he decidido que de ahora en adelante solo usaré prendas con texturas de LUJO (ok, quizá exagero un poco). No pero en serio, ¡la vida es demasiado corta para ponerte ese suéter de poliéster áspero! ¿No preferirías estar envuelto en sedas suntuosas y suaves mezclas de algodón? Esta filosofía (ciertamente algo superficial) sólo se confirmó cuando finalmente me llegó por correo este vestido altamente anticipado y lo pude tocar por primera vez. ¡QUÉ DELICIA! La textura, el corte, el drapeado dramático, todo. Para ser sincera, lo había estado buscando como loca desde que le vi uno semejante a una turista en el White Temple de Chiang Rai. Corte sencillo, tela de lujo (seda), y uno de mis colores favoritos (oro rosa) — ¡la perfección en una prenda! Mientras me le quedaba viendo intentando no ser demasiado obvia, me estaba arrepintiendo de haberme puesto prácticamente pijamas en un lugar tan majestuoso (la moda/belleza pasa a ser ultima prioridad cuando te paras a las 5 de la mañana para llegar a tu destino). No me atreví a preguntarle dónde lo consiguió pero, ¡BENDITO INTERNET! No es exactamente igual, pero igual me emociona.
En fin, eso es básicamente todo. Ah, y el parque al que fuimos Ben y yo el domingo nos presentó con una hermosa colección de arte de mosaicos. Me gusta pensar que de alguna manera se relaciona con la filosofía kintsukuroi (una de mis filosofías favoritas de todos los tiempos), donde una pieza es mucho más hermosa por haberse quebrado, y por tener lo que algunos considerarían imperfecciones.
¿Y no es éste el caso de todos nosotros?